lunes, 4 de octubre de 2010
Remembranza
razones para lamentar
Escondido en un recuerdo
la alegría yace tímida
cansada de tanto andar
buscando infantes para alojarse
o algún animal para brincar
sólo estoy yo…
este cuerpo viejo ya no le sirve…
Avergonzada,
ha decidido continuar escondida.
Hay muertos por quien llorar
razones para lamentar…
No lo supe hasta hoy
sentado en mi butaca
mirando al vacío con tristes ojos
sacando cuentas de la vida
sumando logros
restando fracasos
“lo pude haber mejor”.
Mi infancia
mis padres,
los amigos
las mujeres,
el amor,
mi familia,
mis hijos,
mis nietos,
mi vejez…
Hay muertos por quien llorar
razones para lamentar
“siempre quise ser ingeniero,
pero sólo llegué a albañil”,
un hijo mío fue arquitecto,
el otro abogado,
mi niña, solo ella,
fue ingeniero, como quise yo.
La alegría me está mirando,
Me ha visto sonreír…
La encontré escondida en este pensamiento
¡Ven abrázame como antes!
“Ahí se va la condenada…
A esconderse en otro recuerdo…”
(Para mis abuelos)
lunes, 30 de agosto de 2010
las hojas danzan la música del viento.
Rayos de sol penetran su energía dentro del
espíritu prisionero de mi carne.
Bajo el viejo ciruelo.
Veo tan pequeña la banca de madera
“Es más grande en mis recuerdos”.
Graznidos llegan del corral,
logran sintonizar con el viento
“la sinfónica del silencio”.
La eternidad expulsa al tiempo.
El viejo ciruelo frente al cerro de piedras
Llora al ver sangre derramada
De aquéllos a quienes vio nacer.
jueves, 15 de julio de 2010
al vacío de la habitación
para rozar piel a piel
el suspiro de una obsesión.
Sombra es tu cuerpo en la noche
descarriado en un sueño prohibido
incrédulos hasta entonces
del anhelo hecho júbilo.
Corren las horas
más rápido que tu amor.
la mañana espanta tu perfección
Arrastra sueños
Arranca penurias
lunes, 28 de junio de 2010
Cinco Minutos...
Caminábamos tomados de la mano por algún parque de Lima él y yo, su compañía es la misma de siempre, cálida y agradable. Quedamos sin nada qué decir por un instante. Yo observé los árboles y me di cuenta que eran muy altos, quizás cinco o seis metros calculé. Apreté su mano. Un diablillo cruzó por el camino, el pequeño iba perseguido por su mamá. Pobre mamá, debe cansarse al correr todo el día tras un niño tan inquieto como él ¿correría así también cada vez que lo llevaba al colegio? Es decir, ¿lo llevaría ella o su esposo? Si es que era casada claro. Tomé conciencia de mi mano y aún sentía la suya.
No había pasado ni dos segundos desde el momento en que empecé este relato cuando una paloma se cagó en la vereda. Condenada paloma, quién como ella que caga donde quiere y no tiene la necesidad de correr al baño cuando está en un lugar decente ¿eso será libertad? Mi abuela diría que son malos modales, bueno después de todo no creo que la libertad sea cagar donde uno quiere. Sentí su mano que me jaló nuevamente, y oí un "¡cuidado!" Cuando cayó el excremento del ave, fue sólo un instante y yo ya había pensado en el ave, en la libertad, en mi abuela y en los buenos modales.
Continuamos caminando en silencio, el sol era débil y calentaba ligeramente el cuerpo. Era una de esas tardes que el sol parece congratularnos con una ligera sonrisa.
Recuerdo haber visto una foto muy antigua de este parque, una a blanco y negro, había una mujer muy elegante, de vestido negro con bordes blancos, y un pequeño sombrero. Estaba acompañada de dos niños que llevaban una camisa, al parecer también blanca, y un chaleco beige, llevaban un short de tela hasta las rodillas y medias que les tapaban la pantorrilla, uno llevaba gorro, del tipo boina, y el otro tenía los cabellos al aire, muy bien peinado, de ralla al costado. Apreté su mano aún estaba allí. ¿Qué dirían esa mujer y los niños si vieran el parque hoy? ¿Estarían vivos aún? La mujer no lo creo, sus restos deben estar en algún cementerio o urna, pero esos niños quizás aún viven y continúan visitando el lugar. Busco con la mirada a algún anciano. Hay muchos. Acaricio su mano.
Y si el diablillo que se nos cruzó hace un instante regresase dentro de 70 años a este parque, ¿estaría también sentado leyendo el periódico como estos ancianos? Quizás recordaría con nostalgia a su seguramente difunta madre y se reirá de lo travieso que fue y suspirará creyendo que pudo ser mejor con mamá. Quizás ya no existan periódicos en aquella época, después de todo dicen que va a desaparecer por el periodismo virtual que ahora está muy de moda. ¿Nos sentamos?
Había pasado un minuto desde que empecé este relato, y hasta aceptar la invitación de mi acompañante, yo ya había meditado en el parque, en la foto antigua y en sus protagonistas, en la muerte de la señora, en los niños que deben ser ancianos hoy, y hasta les creé una historia; pensé en el futuro del diablillo y en la muerte de su madre; en la tecnología, en los periódicos y hasta en el periodismo virtual. Vaya qué rápida es la mente. ¿En qué piensas, por qué tan callada? En nada amor. ¿Te sucede algo? No. ¿Y por qué esa cara? ¿Qué cara? Y mi acompañante hace un gesto de ojos dormilones… mirando a la nada, yo sonrío. Sólo estoy cansada, tú sabes, el trabajo. Si quieres, nos vamos. No, este lugar me gusta, tiene de todo.
No sé por qué le dije “nada” si había pensado en todo, por qué es tan difícil poder decir lo que uno piensa en realidad ¿seremos así todos los seremos humanos? Y si yo le preguntase a él en qué piensa, seguramente me diría lo mismo; pero estaría completamente segura de que sí pensaría en algo, quizás en el deporte, en el sexo, en por qué estoy callada, en la cara de zombi que pongo cada vez que me sumerjo en mis pensamientos. Me respondería lo mismo, qué hipócrita. Hice la prueba. ¿Y en qué piensas tú? Hum, nada. ¡Ahí está! Me respondió lo mismo, pero estoy segurísima que pensaba en algo, quizás en el partido de fútbol, o en el dinero. Pero debía estar pensando en algo.
Lo observaba y estaba callado, nos acabábamos de sentar y nuestras manos continuaban juntas. ¿Te gusta el parque? Sí, es bonito me dijo, bien grande. ¡Qué insensible! El parque no es grande, bueno sí lo es, pero no por eso es bonito. Cuántas historias albergará, cuántos ancianos recordarán
Qué disgustada me sentí. ¿Estás bien? Sí, por qué me lo preguntas tanto, le dije. Es que no me hablas, pareciera que estás molesta. Qué bien me conoce este hombre, sí pues, estoy molesta, pensé. ¿Pero cómo le iba a decir que estaba molesta por su falta de sensibilidad a las cosas? Hice una pausa, quise decirle al menos una de las tantas cosas en las que había pensado hasta entonces: en el diablillo, en el anciano, en la foto, en el ave, en mi abuela, en los modales, en la libertad, en los periódicos, en el periodismo virtual, en la falta de sinceridad de las personas para decir lo que en realidad pensamos, de su insensibilidad y mis constantes caídas en el ensimismamiento. Entonces, decidí probar empezando por lo árboles. ¿Has notado qué grande son los árboles? Qué idiota, debí de haber empezado por una frase más inteligente, qué pensará ahora, ¿qué soy tonta? Me miró seriamente como reproche y me dijo, ¿casi ni nos vemos y piensas en los árboles?
Entonces creí que era mejor no decir que había pensado en mil cosas más… quizás tenía razón y yo fui egoísta por no concentrarme en él, pero no lo pude evitar, ¿quién pone limitaciones a la mente, a la imaginación?
Quizás debía pensar en él, en si nos comprendemos en realidad, en si tendremos hijos, y en cómo sería nuestra vida juntos. Pensé entonces en que llevaríamos a los niños a pasear al mismo parque, entonces ya no tendría tiempo de pensar, porque tendría que correr tras ellos, como la madre del diablillo. ¿Seguiremos tomados de la mano aún? Quizás ya no porque sabrá que pienso en otra cosa, menos en él y en nuestro hijo. ¡Qué mala madre seré! ¿Oye, tú crees que yo llegaría a ser una buena mamá? Por qué lo preguntas, me contestó, no sé, sólo se me ocurrió. Además de mala madre, mentirosa. “se me ocurrió”, falso, lo estaba meditando, ¿por qué es tan difícil ser sincero? Entonces me di cuenta que no era sincera y me sentí muy mal. ¿Sabes, este parque tiene de todo, no? Me dijo, entonces creo que empezamos a comprendernos, decidí soltarle la mano por fin, y abrazarlo. Había pasado apenas cinco minutos desde que empecé este relato. Yo había pensado en los árboles, en el niño, en su madre, en el ave, en mi abuela, en los buenos modales, en la libertad, en la foto antigua, en la señora que ya debía estar muerta, en los niños que ya debían de estar viejos, en la tecnología, en los periódicos, en el periodismo virtual, en la falta de capacidad de las personas para decir lo que verdaderamente piensan, incluyendo mi acompañante, en su falta de sensibilidad, en mi egoísmo, en mi futuro como madre, en mis futuros hijos y nuevamente en el parque.
miércoles, 26 de mayo de 2010
Hoy vi a la niña saltando de alegría,
Intenté avisarte… ya no estabas
Sus ojitos tintineaban luces de colores
Fui a decirte… no escuchabas.
Llevé una foto de su sonrisa,
Te la mostré, no la mirabas.
Cantó por primera vez alguna canción
Corrió hacia ti… mientras te marchabas…
Ya te ibas…
Nos dejabas…
miércoles, 12 de mayo de 2010
En esta noche oscura
las estrellas lucen opacas comparadas al brillo de tus ojos,
de tu alma fluye una sonrisa
Tal relámpago que cruza el firmamento.
Sueño a escondidas
En cómo serían tus besos.
Imaginaré situaciones donde hables de amor
Tomaré tu mano con cualquier escusa
Sentiré una caricia…
Fingiré en el mundo estar perdida
Me aferraré hasta el final a tu compañía
Escondida como el sol en horizonte
Silenciosa,
Paciente,
Hermosa,
Marcharé con tu espejismo,
con mi deseo…
Me convertiré en luna
Pero tú continuarás ausente en la noche.
lunes, 8 de febrero de 2010
Austero amante
Palabra siniestra que de tu boca mata.
Fantasías y juramentos moran en el jamás…
en mi forastera melancolía...
asesiname vida mía.
Tu voz retumba en el pensamiento
mirada dulce, yaga en el pecho
caricia áspera, amargo beso.
Nocturno amante,
miserable caballero
ignorante del amor
penitente zalamero.
Semental sin cola
león sin melaza
carroñero de amor
poco hombre,
ya dejé de amarte.
jueves, 4 de febrero de 2010
El día en que deje de existir
El día en que deje de existir
las palomas posaran en tu ventana,
y el gran peso de los sueños
se esfumará de tu pecho…..
El día en que deje de existir
llorarás y dirás que me pudiste hacer feliz
gritarás en silencio nuestro amor
y tu alma estremecerá e irá a mi encuentro…
así será.
Yo tendré una muerte tranquila
eso te alentará,
luego se rencontrarán nuestras almas
en el nunca jamás.
Me susurrarás tu amor una vez más
fluiremos entre las nubes
y viviremos felices en los sueños.
La felicidad será tal
que nuestras almas brillarán
y nos confundirán con los astros del cielo
y los enamorados se besarán
siempre bajo nuestra luz.
No habrán más lágrimas,
no habrán arrepentimientos
sólo el sentimiento
Seremos Amor…
y desde entonces el amarse
significará más de lo que significa hoy