Kasandra es el seudónimo que Karin Silva Noriega suele utilizar para firmar toda su creación. Este blog significa para ella la katarsis de su alma, de su filosofía y de las cosas que ella considera "sin importancia". ¡Qué la disfruten!

martes, 26 de mayo de 2009

El verdadero no nacido

La primera vez que te vi, también fue la última. Recuerdo tu pequeño cuerpo encogido buscando protección en esa mujer que estaba a punto de desaparecerte para siempre. No tenías a dónde ir, sólo esperar. Lo recuerdo sí, es un recuerdo que duele.
La pantalla mostraba tu frágil cuerpo; la que sería tu madre escuchó los latidos de tu corazón; pero quiso creer que no le importabas. Creyó que su corta edad, su carrera universitaria y el miedo a sus padres eran más importantes que tú. Qué equivocada estaba.
Minutos después, el cuerpo de aquella mujer empezaba a rechazarte; luego llegó el médico junto a una enfermera y dijo: Cálmate, todo saldrá bien. Un extraño aparato ingresó a su cuerpo. Ella no dejaba de observarte en aquélla pantalla. Oyó un ruido y cerró los ojos, fueron los minutos más largos de su vida.
Se hizo el silencio, ella percibió la posible frialdad de los médicos, o quizás su posible sentimiento de culpa. Abrió los ojos; su mirada cayó nuevamente en la pantalla... pero ya no estabas.
Ya no estabas, no pudo saber si fuiste hombre o mujer, pero en aquel momento te convertiste en la persona más importante de su vida. Pero ya era tarde, quiso retroceder el tiempo, cayó de rodillas y se desvaneció al ver tanta sangre. Si hubiera muerto... hubiera sido feliz a tu lado. Pero Dios no lo quiso.
Al despertar, las enfermeras la miraban y trataban de reanimarla, ella preguntó por ti; pero una de ellas movió la cabeza, y le recordó que ya no estabas.
Hoy miro a la que hubiera podido ser tu madre, sé que piensa en ti, en lo que pudiste ser, en lo que pudo ser ella para ti. El tiempo le enseñó que ni su carrera, ni su corta edad ni el miedo a sus padres debieron ser más importantes que tú; te recuerda, piensa en cómo pudiste haber sido, si hubieras tenido sus ojos, su risa o si hubieras sido un pequeñito muy inquieto. Sí, hasta cree que debiste ser hombre.
Sueña con poder abrazarte alguna vez, con pedirte perdón y que algún día puedan ser felices, felices juntos.